viernes, 25 de abril de 2008

Crece el uso del tapón a rosca

Más de un purista tendrá sus reparos en abrir una botella con tapón a rosca, aduciendo que no se puede descorchar. Pero la realidad indica que este sistema de cierre crece cada vez más a nivel mundial. En Argentina, Finca El Portillo es una de las últimas líneas en incorporar la tapa a rosca (o screw cap) en sus vinos blancos y rosados.
"La tapa a rosca es recomendada para vinos de entre 2 a 4 años después de envasados. El cierre hermético del vino permite conservar todo el aroma y el sabor de la fruta", indicó Matías Bauzá Moreno gerente de Prensa de Bodegas Salentein, a lanación.com.
Un estudio realizado entre 240 bodegas internacionales mostró que el uso de la rosca como sistema de cierre pasó del 5% en 2004 al 25% en 2007. Esta tendencia se explica por el enorme crecimiento en el consumo de vino en el mundo (hoy se embotellan cerca de 13.000 millones de botellas con tapones de corcho) y la limitada superficie donde se cultiva el alcornoque (costa del Mediterráneo). Además, las tapas a rosca impiden que se modifique el sabor de los vinos, algo que a veces puede suceder con los corchos.
De acuerdo con el experto estadounidense Robert Parker, en un futuro los vinos que se consuman hasta los 4 años llevarán este tipo de cierre, pero no los grandes vinos de guarda, que seguirán utilizando el corcho natural.

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