Por estas fechas, hace un año, tuve la oportunidad de disfrutar unos días de Viena. Una ciudad imperial, agradable y que respira cultura por sus cuatro costados. Si no fuera por el idioma, sería como estar en casa. Pero Viena y Austria no es solo música clásica. Es algo más. Por ejemplo, vino. Entre las ciudades imperiales de Viena y Salzburgo se extiende uno de los recorridos más bellos de Europa y, con frecuencia, algo olvidado por el poderío de las urbes de salida y llegada. Se llama la Ruta Romántica y en ella es posible encontrar una treintena de lugares de gran interés cultural, como palacios, museos, monasterios, abadías y, también, reservas naturales, lagos, ríos, grutas y disfrutar de buenos vinos.
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