miércoles, 1 de octubre de 2008

A propósito de premios

El problema de un vino no es se un gran vino o no, sino ser conocido, valorado, puntuado con exaltación. Igual ocurre con restaurantes, por ejemplo. Hay grandes vinos que carecen de marca y por tanto son repudiados; hay vinos mediocres que sólo por su nombre acceden a premios. Las mentes están influenciadas en muchas ocasiones por las marcas. Así así ha demostrado Robin Goldstein, que no sólo se inventó un restaurante, una rutilante carta de vinos, una atmósfera. Todo tan perfecto que la prestigiosa revista Wine Spectator, una de las que decide si un vino es bueno o malo, si una restaurante entra en sus cánones o no... con las repercusiones económicas que conllevan esas decisiones, premio al restaurante de Goldstein con uno de sus galardones. Y la realidad es que no existía ni restaurante ni carta de vinos. Increíble, pero cierto. Y es que este tipo de concursos, en los que hay que pagar por participar, reporta a Wine Spectator más de un millón de dólares. Les invito a leer el artículo completo.
Más. elmundovino

No hay comentarios: